domingo, 9 de octubre de 2016

EL VETO INGLÉS A MALCORRA: DE NADA VALE LA GENUFLEXIÓN... Por Horacio Micucci

EL VETO INGLÉS A MALCORRA:
DE NADA VALE LA GENUFLEXIÓN...

por Horacio Micucci

El colonialismo Británico sabe que la guerra es la política por medios cruentos y la política es la guerra por medios no cruentos. Y nunca abandona su estrategia del control del Atlántico Sur y la confluencia Atlántico-Pacífico y Atlántico-Índico.


Allá por el año 150 antes de Cristo, cuando los romanos se extendían por amplios dominios, ocurrió que en Lusitania (actual Portugal) un cónsul llamado Escipio debió afrontar los embates de un movimiento de quienes se resistían a ser dominados por los romanos. Como la tarea de represión no tenía éxito, decidió asesinar al líder de los rebeldes, Viriato (180-139 AC). Para concretar tal fin, pactó con tres nativos, cercanos a Viriato, para que lo ejecutaran a cambio de una recompensa. Perpetrado el crimen, los sujetos se presentaron ante Escipio reclamando el pago de lo acordado. Sin inmutarse, el político romano les dijo: “Roma no paga traidores”. Y los hizo ejecutar... 

El veto inglés a la candidatura a Secretaria General de la ONU de la Ministra Susana Malcorra demuestra que el colonialismo inglés no olvida ningún detalle a la hora de dejar clara su posición de no terminar la usurpación del territorio argentino. Y nunca deja ningún precedente, ni permite ningún hecho, que pudiera afectar su estrategia o fortalecer la de su enemigo. No bastaron las posiciones de conciliación del gobierno argentino ni la vuelta a la fracasada política del “paraguas de soberanía” aplicada por el Ministro José Alfredo Martínez de Hoz durante el período dictatorial de Videla y también por el Gobierno de Carlos Menem: Malcorra fue vetada. (1)
En distintos periódicos de estos días se encontraron los párrafos que siguen:
A la hora en que Susana Malcorra explicaba ante la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado los alcances de los acuerdos que se negocian con el Reino Unido y en especial lo que atañe al conflicto de soberanía de Malvinas, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas echaba por tierras su sueño de convertirse en la primera mujer secretaria general del organismo.
Dos meses antes de lo previsto, el escenario de la crisis global le arrebató a Mauricio Macri una de las principales apuestas desde que asumió la Presidencia: el nombramiento de Susana Malcorra como canciller y su posterior nominación para disputar la secretaría general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que quedará vacante el año próximo, cuando el surcoreano Ban Ki Moon concluya su último mandato.
El Consejo de Seguridad del organismo, integrado en forma permanente por China, Estados Unidos, Rusia, Francia y el Reino Unido dejaron a la jefa del Palacio San Martín fuera de juego.
Fuentes cercanas a la funcionaria confiaron que uno de esos países la vetó, dentro de una larga negociación donde su competidor, el portugués Antonio Guterres, fue promovido por un acuerdo unánime.
La sospecha de que el veto provino de Londres -a pesar de los esfuerzos argentinos por congraciarse con Gran Bretaña incluso bajo el costo de ablandar el reclamo por la soberanía sobre las Islas Malvinas- se transformó en fatalidad cuando la funcionaria estaba dando explicaciones ante el Senado por la declaración conjunta que firmó junto con el vicecanciller británico Alan Duncan dos semanas antes.
De acuerdo a lo que se sabe, la Canciller obtuvo cinco votos positivos, de dos miembros permanentes como Estados Unidos y China, y probablemente de Uruguay, España y Egipto. Recibió siete votos negativos (el veto británico uno de ellos) entre los que podría estar Venezuela; y tres “no opiniones”, entre los que podría estar Francia y Rusia, dos miembros permanentes del Consejo.
Está todo dicho...
Referencias.
(1) Debe decirse, con justicia, que Macri tiene antecesores en su política de hacer, en Malvinas, lo que los británicos quieren. En efecto, como resultado de la Segunda Reunión de Negociaciones en Nueva York (del 13 al 15 de diciembre de 1977, en plena dictadura) la delegación argentina y la británica “convinieron en establecer dos grupos de trabajo paralelos, de carácter oficial, para los temas de las relaciones políticas, incluyendo la soberanía, y de la cooperación económica”. Con lo cual los ingleses incluyeron el tema económico, siendo la inserción del tema soberanía una excusa para lograr la preponderancia de aquél. Además, la delegación argentina del Proceso aceptó que la representación británica incorporara a los pobladores de las islas en la siguiente reunión. Es de destacar que por las razones antedichas (el no reconocimiento de la población isleña como una población autóctona) la Argentina siempre había rechazado esta posibilidad.
Por lo tanto en el año 1977, se forman dos grupos de discusión, uno sobre la soberanía y otro sobre el destino económico de las Malvinas.
¿A cuál hacen progresar los ingleses? Al económico.
¿Y qué dicen del político (restitución de Malvinas)? Que va a quedar bajo el paraguas de soberanía.
Luego Menem usó la palabra “paraguas de soberanía” (umbrella). Pero no la inventó. Lo había usado anteriormente un miembro del gobierno inglés. Dijo que toda la negociación económica quedaba bajo el paraguas de la soberanía. Es más, Menem dijo “umbrella”, ¡la palabra paraguas en inglés!


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